lunes, 26 de septiembre de 2011

El bosque

Hubo una vez un bosque. En él vivían distintos animales, insectos y vegetales.

Pero una buena mañana estalló un incendio. Comenzó en el noroeste del bosque, a plena luz del día. Una botella de vidrio que en su momento contuvo un refresco mundialmente conocido, acumuló sin quererlo los rayos del sol para proyectarlos en un único punto, justo al lado de un hormiguero donde reposaban tranquilamente unas hojas muertas. Más rápido de lo que cabría esperar, el fuego se propagó. Hacía calor. El viento no ayudó: alimentaba las llamaradas y les daba piernas para correr y alas para saltar de un lado a otro.

Los vegetales, inmóviles y mudos, asumieron rápido su fatal destino. Sólo un par de árboles lloraron mientras las llamas se acercaban. Los insectos voladores se echaron al aire pensando que unos cuantos metros más allá estarían a salvo. Muchos dejaron atrás sus larvas. Los animales huían en estampida: los grandes pisoteaban a los pequeños; los lentos quedaban atrás y eran devorados por el incendio; los enfermos y los heridos eran abandonados a su suerte; algún carnívoro aprovechó la ocasión, pero sería la última vez: a veces la autodestrucción acelerada se disfraza de buenas oportunidades .

Ya era de noche. Más de la mitad del bosque era pasto de las llamas y ardía como en un castigo bíblico o era ya tierra quemada y humeante, negra como el carbón, inhabitable. Los supervivientes se iban acumulando. Animales, insectos y vegetales estaban cada vez más desesperados. Mientras trataban de escapar los lobos enseñaban los colmillos, las avispas sus aguijones, las rosas sus espinas... pero el fuego no paraba.

Desde lo alto del árbol más alto que quedaba en el bosque, un solitario búho observaba la escena sobrecogido. El fuego no dejaba nada a su paso. El sonido del pánico era ensordecedor, como las voces de cientos de miles de niños y niñas gritando al unísono.

De repente, algo atrajo la atención del búho. Al principio no sabía qué era exactamente, pero con esos grandes ojos no tardó en definir el objeto de su curiosidad: un pequeño pajarillo, probablemente un colibrí, avanzaba en dirección contraria al resto de animales, directo hacia las llamas. ¿Qué estaría haciendo? El búho se fijó en los movimientos del pajarillo: primero se acercó todo lo que pudo al incendio y una vez allí, tan próximo al fuego que parecía que iba a arder en el aire, abrió su pequeño pico dejando escapar una gotita de agua. Después se alejó. Pero no huía. El colibrí se acercó a toda velocidad a un pequeño arroyo, se lanzó en picado y, volando a ras del agua, agarró otra gotita con su pico.

Y vuelta a empezar: con absoluta determinación el pequeño pájaro encaró de nuevo el incendio. El búho, ahora más intrigado que asustado, decidió interceptar al pajarito en uno de sus vaivenes.

- ¿Estás loco? - le preguntó - ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no huyes como todos los demás?

El pajarillo apenas tenía aliento. Estaba visiblemente agotado y casi no podía dejar de toser por la cantidad de humo que estaba inhalando, pero aún así alcanzó a decirle algo al búho:

- Sólo hago mi parte.

viernes, 23 de septiembre de 2011

La política de función pública y el Sr. Peel: del cercamiento de tierras al cercamiento de administraciones.


Resulta sorprendente que, a estas alturas, todavía haya que recordar que la obra por excelencia de Marx se llama El Capital, no El Comunismo. En ella, Marx se propone analizar cuál es la ley económica que rige la sociedad moderna, a partir de la pregunta metafísica: ¿Qué es...? Esto es suficiente para que la mayor parte de los “economistas” (Marx los califica de espadachines al servicio del capital), abandonen la lectura por farragosa, metafísica y errada ya desde las primeras líneas. En efecto, Marx se pregunta ¿qué es una mercancía?, esto es, ¿cuáles son las determinaciones que le corresponden de suyo a cualquier mercancía, al margen de las determinaciones concretas que se correspondan con una u otra mercancía en la realidad? Esta metafísica de la mercancía permite a Marx incorporar a su razonamiento el elemento central de su pensamiento: la teoría del valor-trabajo (en síntesis: que toda mercancía lo es en tanto que es el resultado de un trabajo humano, y que su valor de cambio está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla). A continuación, se embarca en algo así como una metafísica del mercado, para acabar definiéndolo como ese espacio triangulado por los conceptos de propiedad, igualdad y libertad (tal y como los concibió la mejor Ilustración). Es decir, el mercado sería el lugar al que concurren ciudadanos libres e iguales para vender productos de su propiedad. Sin embargo, en este punto Marx se encuentra una aporía aparentemente insalvable: si solo se ponen en juego los conceptos de mercancía y mercado (es decir, las leyes mercantiles), el enriquecimiento capitalista es imposible. Es decir, que solo empleando los adjetivos que la sociedad moderna observa en sí misma cuando se mira al espejo, explicar el capitalismo es imposible. La tradición marxista superó esta contradicción suponiendo que, como Marx fue discípulo de Hegel, debía haber algo de dialéctica hegeliana por algún lado, y qué mejor momento para utilizar a Hegel que este: las leyes mercantiles (tesis), encierran en sí mismas el germen de su propia autodestrucción, dando lugar a una antítesis (el capitalismo), que, a su vez, y por sus propias contradicciones (crisis cíclicas etc.), contiene el virus de su autodestrucción, para dar lugar a una síntesis final (el comunismo). El razonamiento, así, queda ordenado, y está bien, porque en el fondo postula que el buen anticapitalista debe limitarse a esperar a que el capitalismo muera con un diagnóstico clínico de contradicción galopante.
Sin embargo, esta lectura de Marx no aquilata lo suficiente los dos últimos capítulos de la Sección 7ª del Libro I de El Capital (el único Libro que fue íntegramente escrito, revisado y publicado por el propio Marx). Estos capítulos tienen algo de sorprendente: después de todo el esfuerzo teórico realizado, Marx se embarca en un curioso (y exhaustivo) análisis de la descomposición del sistema feudal en la Inglaterra del s. XVI y de la situación en las colonias. Tras las lecciones de Filosofía, dos píldoras de Historia y Geografía. Sin embargo, en la lectura de El Capital que hacen Carlos Fernández Liria y Luis Alegre, estos dos capítulos son trascendentales porque elucidan “el secreto más profundo del sistema capitalista” (El orden de El Capital, pág. 315 y ss), y resuelven, sin recurrir a procedimientos dialécticos hegelianos, la aparente aporía del razonamiento marxista. Ese secreto tan íntimo del capitalismo, eso que pretende ocultar siempre, eso que debe velarse para que la rueda siga girando, solo puede estar escondido donde ya se ha impuesto el capitalismo como sistema productivo (en Inglaterra). Sin embargo, donde aun se está imponiendo el capital (en las colonias), el secreto queda en evidencia. Para ilustrarlo, Marx relata la trágica historia del Sr. Peel, que tiene bastantes cosas que decirnos. El Sr. Peel era un avezado empresario inglés que, para abaratar costes, decidió llevar su industria al río Swan (Nueva Holanda): se llevó de Inglaterra los medios de producción, y con ellos, también a 3000 personas procedentes de la clase obrera: hombres, mujeres y niños. Cuál es la sorpresa del Sr. Peel cuando, un tiempo después de asentarse, se le notifica... ¡que no queda ni un solo obrero! Marx ironiza: “¡Pobre señor Peel, que todo lo había previsto, menos la exportación de las relaciones de producción inglesas al río Swan!”. El Sr. Peel, que tan bien había hecho el equipaje, olvidó llevarse, sin embargo, el capitalismo... Porque, en efecto, los obreros del Sr. Peel, según desembarcaron, vieron ante sí un continente lo suficientemente vasto como para que existiesen tierras vírgenes donde asentarse libremente. Pudiendo ser un campesino independiente, pudiendo hacerse dueños de medios de producción que les permitiese concurrir al mercado, ahora sí, como propietarios de los productos elaborados con su propio trabajo, ¿quién necesita al Sr. Peel? Colonizaron territorios, se hicieron agricultores o ganaderos, y en algunos casos, hasta compitieron con los colegas del Sr. Peel. ¡Qué atrocidad!
Evidentemente, los capitalistas ingleses elevaron sus quejas al Parlamento inglés. Si el capitalismo era el producto de la Razón y la Libertad, ¿por qué no funcionaba en las colonias? Y el Parlamento inglés, de forma inesperada (e inusitada), se hizo la pregunta adecuada: ¿qué es el capitalismo? ¿Cuáles son las condiciones que lo hacen posible? La respuesta era evidente: el secreto oculto del capitalismo, eso que le permite operar sin tambalearse con arreglo a las leyes mercantiles de libertad, igualdad y propiedad (sobre los productos del trabajo propio), y aun así, obtener el beneficio capitalista, no es más que la existencia de una clase social mayoritaria expropiada de sus condiciones de subsistencia, una clase social que, por carecer de medios de producción propios, solo puedan concurrir al mercado con un producto: su fuerza de trabajo. Y al adquirir la fuerza de trabajo del obrero, lo que realmente adquiere el empresario no es más que el derecho de propiedad sobre los productos que el trabajador elabore con ella. Pero para crear ese ejército de trabajadores expropiados necesario para engrasar las poleas del sistema, no era suficiente con enviar a unos cuantos profesores de economía para que explicasen a los rebeldes que asumir libremente la condición de trabajador era lo mejor para todos, no. Ningún ser humano se convertiría en esclavo pudiendo ser libre. Entonces llegaron los ejércitos. Dice Marx: “La historia de esta expropiación de los trabajadores ha sido grabada en los anales de la humanidad con trazos de sangre y fuego”. En efecto, lo que nos enseña la Historia es que el capitalismo solamente se ha podido imponer por la fuerza, y que si, por el contrario, se deja a los seres humanos en libertad, se organizan siempre de otra forma. En efecto, lo que se revelaba en las colonias de forma más evidente, estos es, la expropiación como condición de desarrollo del capital, había ocurrido ya en la Inglaterra del s. XVI, con la descomposición del sistema feudal, el cercamiento de tierras, la expropiación de las tribus celtas en las Highlands... Por eso, un obrero que se negaba a trabajar por un salario en Inglaterra, era un obrero en paro. Pero en las colonias, donde aun no se habían secuestrado los medios de producción, todavía era posible ocupar unas tierras y vivir como un hombre libre.
Esta parábola, y otras tantas que Marx relata, deja en evidencia el mito fundacional del capitalismo: que hay personas ricas porque, en su día, sus antepasados trabajaron más que los del resto. Esa historia, como mucho, da para convertirse en una versión mediocre de la fábula de la cigarra y la hormiga. Lo que de verdad constituye el germen del capitalismo, su estructura o consistencia última, es la existencia de una masa de seres humanos expropiados de sus condiciones de vida, que solo pueden acudir al mercado a vender su propio pellejo, enajenando así tanto su fuerza de trabajo, como el derecho a reclamar la propiedad sobre los productos que elaboren con su esfuerzo. La extensión del capitalismo no se produjo, por lo tanto, utilizando la Razón como vehículo, sino empleando tanques y buques de guerra. Los sucesos históricos posteriores a Marx no hacen sino avalar esta interpretación; solo por poner unos ejemplos de los últimos años: Chile 1973, China 1989, Rusia 1993, Venezuela 2002 (intento fracasado), Haiti 2004, Bolivia 2008 (intento fracasado), Honduras 2010, Ecuador 2010 (intento fracasado)…
Ahora bien, en los tiempos que corren, con el mito fabuloso del origen de las desigualdades sociales elevado a la categoría de prejuicio popular, no siempre es necesario usar la fuerza bruta para imponer las estructuras necesarias para la reproducción del sistema. Además, el capital ha encontrado en los Estados un aliado poderoso, no solo por la capacidad para utilizar la fuerza cuando sea necesario, sino por el carácter irresistible y legítimo de la misma. Recordemos una vez más, a riesgo de ser demasiado insistente, que la condición que permite al capitalismo instituirse en un sistema inspirado por la libertad, igualdad y propiedad, y aun así producir sistémicamente el enriquecimiento de unos pocos, es que exista ese ejército de trabajadores expropiados... y que no haya para ellos otra alternativa que vender su propio pellejo en el mercado laboral. La historia del Sr. Peel se ha revelado, sin duda, de lo más instructiva...
Pues he aquí una paradoja: ese aliado tan importante que es el Estado emplea a varios millones de personas que no temen ser despedidos, que tienen unas condiciones de vida aseguradas al margen de la situación del mercado y de los resultados de los libros de contabilidad de las empresas; personas que no son, en definitiva, trabajadores que solo pueden vender su fuerza de trabajo. ¡Qué fatalidad para el capital, ya no hace falta viajar al Nuevo Mundo para huir del mercado de trabajo! Porque lo que sostenemos aquí no es más que esto: que la función pública es terriblemente incómoda para el buen funcionamiento del capitalismo, ya que permite, aunque sea por la vía individual de la oposición, alcanzar una condición de independencia civil, esto es, unos medios de vida suficientes que no dependan de la coyuntura del mercado, de las necesidades de la economía global o los caprichos del empresario. La misma existencia de la función pública constituye un obstáculo para el mercado de trabajo, pues es la válvula de escape de una parte de la población, pero también, porque constituye una esperanza. Evidentemente, todo el que tenga una familia lo suficientemente rica como para mantenerle durante los años de la oposición suele preferir la tranquilidad y sosiego de un empleo público a someterse a la condición casi esclava del trabajador. Es vital, por ello, la política de desprestigio de la función pública, que los trabajadores no envidien al funcionario, sino que lo odien y le culpen de sus condiciones de trabajo. En definitiva, que pidan laboralizar a los funcionarios, no vaya a ser que se les ocurra pedir que funcionaricen a los trabajadores... La Presidenta de la Comunidad de Madrid es, en estas lides, toda una maestra (qué ironía tan cruel). Solo hace falta repetir machaconamente que los profesores van a trabajar 20 horas a la semana, para generar la sensación de que las protestas educativas tienen que ver solo con la ampliación de dos horas de la jornada laboral, y no con el hecho de que la Comunidad de Madrid destine solo el 3% de su PIB a la educación (podemos dar gracias por no vivir en la República Dominicana, país que destina el… 2,5% de su PIB a la educación), que en el contexto de crisis han optado por reducir 230 millones adicionales de la educación, que se va a despedir a 3000 docentes, que los alumnos abarrotan las aulas, que la última escuela infantil pública en Madrid se acabó de construir en 1995… En definitiva, de lo que se trata es de hacer ver a la mayoría asalariada que el funcionario trabaja demasiado poco, e insinuar que si trabajara un poco más, las cosas irían mejor para todos. Lo cual, a su vez, se contradice con las políticas de recorte del empleo público, porque, o hace falta más trabajo en el Sector Público, y entonces será bueno tanto trabajar más horas, como que sean más productivas y que haya más funcionarios en servicio activo, o no hace falta que se trabaje más en el Sector Público, y entonces ninguna de esas medidas será necesaria. Lo que carece de toda justificación es que se diga que es necesario que los funcionarios trabajen más para levantar el país, pero también que hay demasiados funcionarios como para que haya trabajo suficiente para todos.
También resulta trascendental minimizar el efecto de atracción que ejerce el empleo público. Se estima que, desde 1982 hasta 2007, los funcionarios públicos han perdido un poder adquisitivo del 42%. Este dato no tiene en cuenta la reducción del 5% ni la reciente congelación de salarios. Hay que ser tonto para querer ser funcionario cuando gana más un fontanero o un electricista... en tiempos de bonanza económica. En tiempos de crisis, cuando los que pueden se refugian en las oposiciones, hay que mandar el mensaje adecuado: recorte de la Oferta de Empleo Público. El Gobierno acordó en 2010 la fórmula 10 por 1, es decir, que por cada 10 funcionarios que se jubilen, se incorpore solo un nuevo empleado público. ¿Realmente es posible que la Administración gestione con solo un 10% de su actual volumen? Además, la reciente crisis económica ha destapado las enormes dosis de ingenio de las que son depositarios los que organizan el tinglado, llegando a adoptar medidas tan expeditivas como reducir el número de horas al día en los que los tribunales de oposición corrigen los exámenes. Así, tenemos entretenidos a unos cuantos con un procedimiento que se eterniza, no hay que convocar plazas el año siguiente pero nadie puede decir que no haya empleo público... ¡Ah, dulce libertad! Elegid, ciudadanos, entre susto o muerte.
Evidentemente, la combinación de menos plazas y procesos selectivos más espaciados supone una presión económica inasumible para la mayor parte de las familias. Si hay alguien que deba ingresar en el selecto club de los funcionarios de los Cuerpos más poderosos, que sean los hijos de las clases acomodadas. Hasta en familias tan felices como esa que constituyen el capital y el Estado hay desavenencias, desacuerdos y enfados fraternales, así que no vaya a ser que algún día los mercados tengan que lidiar con un Estado cuyos funcionarios sean anticapitalistas, o peor aun… ¡comunistas!
La política de función pública es, en resumen, la historia de cómo acotar ese espacio que queda al margen del mercado de trabajo, de manera subrepticia y traicionera, con nocturnidad, alevosía y una originalidad que, admitámoslo, es bastante desconcertante. Es importante que no haya esperanza, que no queden ni los restos de cualquier posible alternativa a la condición de trabajador, que no haya dudas de que está todo bien atado. Los mercados, sensibles y agradecidos como son, lo saludarán con una subida en las Bolsas.


Juan

sábado, 10 de septiembre de 2011

Algunos somos comunistas (Carlos Fernández Liria).

Entre los indignados antisistema de la Puerta del Sol, por lo menos algunos, somos comunistas.

Lo de ser antisistema no necesita ya de justificación. En estos días se ha explicado, además, con fórmulas muy afortunadas: “no es que seamos antisistema”, ha dicho alguien, “es que el sistema es antinosotros”. Hubo otro que terminó un discurso incendiario en la manifestación diciendo que “en resumen, lo que pedimos es ¡un poco de sentido común!”. No se podía decir mejor. Esto que estamos viviendo, a nivel mundial y a nivel nacional, es una salvajada, un disparate, un chiste cruel, una broma brutal, un sarcasmo, una tomadura de pelo, un crimen. Desde que en los años ochenta comenzó la revolución de los ricos contra los pobres, el capitalismo rueda sin frenos hacia el abismo a un ritmo acelerado. Y nos arrastra a todos con él. Tiene toda la razón Naomi Klein al diagnosticar nuestro sistema económico como un capitalismo del desastre. Los negocios ya no funcionan bien más que en condiciones sociales de catástrofe. Lo decía hoy Ignacio Escolar: ¿de verdad que alguien necesita que se le expliquen las causas de las protestas? No, lo raro es que no hayan estallado antes.

El sistema es ya tan revolucionario (de extrema derecha, pero revolucionario, al fin y al cabo), que los antisistema nos hemos vuelto conservadores. Los “jóvenes sin futuro” que salieron a la calle el 7 de abril no pedían la Luna. No gritaban “la imaginación al poder” ni nada parecido. La moderación de sus reivindicaciones (casa, salud, trabajo, pensión) contrastaba con la radicalidad de su posible solución: “an-ti-ca-pi-ta-lis-ta” fue el grito que más se oyó. Y de los que más siguen resonando ahora en la Puerta del Sol y en todo el Estado. Para ser moderado, para conservar una pizca de sentido común, actualmente hay que ser antisistema. En cambio, los apologetas del capitalismo se prestan a cualquier locura revolucionaria. Para salvar la economía huyen hacia adelante dispuestos a sacrificar la humanidad e destruir el planeta. Como dijo Walter Benjamin, pero mucho más que cuando él lo dijo, lo que necesitamos es un freno de emergencia. Necesitamos parar esta demencia criminal.

Benjamin pensaba que ese freno de emergencia era el comunismo. Y algunos, bastantes, lo seguimos pensando. Cuando al comienzo de la crisis se dijo que el capitalismo había fracasado y que había que inventar otra cosa, cuando lo decían quienes lo decían, en los telediarios, en la prensa más canalla del país, uno se preguntaba a qué diablos se estaban refiriendo. La receta contra la crisis, al final, ha sido más y más capitalismo. Y en verdad, no es extraño, porque el capitalismo es un sistema económico muy poco flexible, para el que no caben medias tintas. Inventar otra cosa habría sido reinventar lo que ya estaba inventado, el comunismo. Lo que parece cada vez más difícil es empeñarse en ser anticapitalistas esquivando esa palabra maldita.

Bien es verdad que no todos le hacen ascos al término. Hace pocos meses estuvo el filósofo Jacques Rancière en la Universidad Complutense, explicando que asistimos a un imparable resurgir del comunismo. Lo mismo vienen a plantear otras autoridades intelectuales como Badiou, Zizek o Negri. Y bueno, es cierto que sus lectores, entre nosotros, nos entendemos muy bien (aunque unos menos que otros, desde luego). Pero algo de razón tenía el profesor Jose Luis Pardo en una reciente conferencia al quejarse de que, un poco fuera de la parroquia, no hay forma de entender el contenido que tan insignes filósofos le dan a el término “comunismo”, fuera de algunos tópicos en los que se alude a una forma de “vida comunitaria” que remite a Francisco de Asís (como al final de Imperio de Negri), a una “democracia efectiva” o “radical”, a un “poder de las masas”o de la “multitud”, un “sin Estado, ni Ley”, es decir, fórmulas demasiado negativas, vacías y generales, más propias de un programa religioso que político.

Y sin embargo, no estamos ante un misterio insondable. Lo que necesitamos contra el capitalismo es algo muy concreto: una alteración radical en la propiedad de los medios de producción que haga posible a la instancia política ejercer un control democrático sobre la producción en el marco de una economía institucionalizada. El capitalismo actual esta institucionalizado y dirigido políticamente por corporaciones que no obedecen a ningún poder legislativo, al margen de cualquier control democrático. Nuestras democracias son libres de todo en una condiciones en las que no hay nada que hacer. Casi todo lo que afecta sustancialmente a la vida de las personas viene decidido por poderes económicos que negocian en secreto y actúan en la sombra chantajeando a todo el cuerpo social. Un pestañeo de los llamados mercados basta actualmente para anular el trabajo legislativo de generaciones enteras. No hay leyes, ni constituciones que puedan resistirse a la dictadura ciega de los poderes financieros. Es el Cuarto Reich. Los nuevos nazis no son menos totalitarios que los anteriores, pero, además, están mucho más locos. Como ha dicho Naomi Klein, los mercados tienen el carácter de un niño de tres años. Sus rabietas viajan en tiempo real conmocionando el planeta. Ni Nerón, ni Calígula estaban tan locos ni eran tan imprevisibles.

Lo que plantea el comunismo es que la economía no puede institucionalizarse democráticamente, sometiéndose al poder legislativo, sin suprimir la propiedad privada sobre los medios de producción, es decir, sobre las condiciones de existencia de la población. Lo sabemos por experiencia y lo sabemos también en la medida en que la economía marxista explica muy plausiblemente por qué es así.

Así pues, el misterio se puede aclarar. “Comunismo” es, en realidad, exactamente lo que pretenden ser (sin lograrlo en absoluto) nuestras orgullosas democracias constitucionales. Ya es difícil negar -cada vez hay más gente que abre los ojos- que lo que hemos venido llamando “democracias” no son sino dictaduras económicas ataviadas con una fachada parlamentaria. Lo que frente a ello llamamos “comunismo” no es, sin embargo, más que aquello que pretendíamos ser: democracias parlamentarias en las que las leyes pueden someter a los poderes económicos. Es absurdo plantear que el parlamento puede legislar lo que ya siempre se ha decidido de antemano en la Bolsa. La cosa está cada vez más clara: las leyes no pueden hablar por favor a los negocios, tienen que imponerse coactivamente. Pero para eso tienen que tener la sartén por el mango. Y el mango son los medios de producción.

Respecto a qué tenga que ver todo esto con aquello que se llamó “socialismo real”, hay que decir que mucho, siempre y cuando se deshagan algunos espejismos. Por ejemplo: siempre y cuando no llamemos “socialismo real” sólo a lo que se dio en aquellos países que lograron resistir algo de tiempo (entre cinco y setenta años) la agresión imperialista, sino también a todos los proyectos socialistas, comunistas o anarquistas que fueron derrotados mediante golpes de Estado, invasiones militares, bloqueos económicos, etc. El que los países socialistas no hayan sido democráticos puede significar tan solo que no hay ningún país en guerra que pueda permitirse el lujo de la democracia. De hecho, los que lo intentaron, sucumbieron bien pronto. Como ya he dicho muchas veces, el socialismo nunca pudo optar entre Allende o Fidel Castro. Era o Castro vivo, o Allende muerto.

Pensemos en las iniciativas que están proponiendo juzgar a los poderes financieros, especialmente a las agencias de evaluación de deuda. No cabe duda de que estas instituciones están jugando con el destino de la población mundial para hacer sus propios negocios privados. Ahora bien, estas iniciativas, si quieren tomarse en serio, tendrán que enfrentarse tarde o temprano al dilema de exigir algo equivalente al viejo concepto comunista de “dictadura del proletariado”. Es una total ingenuidad creer que los poderes económicos van a doblegarse a la autoridad del poder judicial, cuando no se doblegan ni ante el poder ejecutivo ni ante el poder legislativo. Sin asegurarse el monopolio en el ejercicio de la violencia, la democracia no tienen ninguna posibilidad de hacerse oír. Cómo hacer esto posible, eso sí que es un problema difícil de resolver. Y no qué debamos entender bajo el término “comunismo”.

En todo caso, hay que comenzar por algún sitio. Comenzar por el kilómetro cero de la Puerta del Sol es una excelente idea. No se trata, en efecto, de pedir la Luna, ni siquiera de pedir el comunismo. Eso ya vendrá por sí mismo cuando se entienda lo difícil que es el liso y llano sentido común en un mundo como este. Cuando para tener casa o trabajo hay que ser antisistema, las cartas están echadas.

Por eso conviene que pidamos cosas muy de sentido común. Por ejemplo: permaneceremos en la Puerta del Sol mientras que, en primer lugar, no se cambie la Ley Electoral. No se trata solo de acabar con el bipartidismo. Se trata también de acabar con ese cáncer de la democracia que es la propaganda electoral, de exigir al Estado verdaderos espacios de comunicación para que la ciudadanía pueda hacer oír sus argumentos políticos (que, como cualquiera puede comprobar en los medios alternativos de Internet, son muchos, inteligentes y poderosos). Se trata de acabar con ese espectáculo indigno y grotesco de las actuales campañas electorales, aunque solo sea porque ofenden a la inteligencia y denigran al género humano.

En segundo lugar, es necesario permanecer movilizados mientras no se arbitren las medidas judiciales para juzgar a los culpables de este desastre humano en el que nos vemos sumidos. Muchos banqueros, muchos accionistas, muchos políticos, muchos financieros tienen que acabar en la cárcel. Si no, más nos vale suprimir el Ministerio de Justicia.

Luego, habrá que pasar a otras urgencias. Es preciso parar los deshaucios. Expropiar las viviendas vacías. Socializar los beneficios bancarios y privatizar sus pérdidas. Quizás se podría promover una iniciativa internacional para que los cascos azules ocupen militarmente los paraísos fiscales... Ideas no nos van a faltar. Lo del comunismo ya se entenderá por el camino.


Carlos Fernández Liria.


Extraído de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=128765

martes, 6 de septiembre de 2011

Se venden ciudadanos y ciudadanas.

- Tienen miedo. Con nocturnidad y alevosía, el PPSOE pretende imponernos una reforma constitucional que elevará al rango de norma suprema el progresivo desmantelamiento de los derechos que tantos años costó conquistar. No se atreven a consultar a la ciudadanía, no se atreven a crear un debate en torno a la reforma, no se atreven a que las negociaciones vayan más allá de agosto. Tienen miedo… ¿de que el fantasma recorra Europa de nuevo?

- ¿Quién nos gobierna? La reforma quiere consagrar el dominio de los grandes capitales sobre el Estado, desmantelar lo público (aquella parte de la que se pueda extraer beneficio). Establece que el pago de la deuda que el sector público contraiga (y que como en esta crisis, los propios grandes capitales se asegurarán de que contraiga) "gozará de prioridad absoluta". El mensaje es claro: antes, los beneficios y los intereses privados de las grandes empresas financieras; después, con lo que sobre, los ciudadanos y ciudadanas. La agencia Moody's ya ha impartido su bendición. La ciudadanía no va a ser consultada: "es un tema demasiado complejo", "es una cuestión técnica y no merece un referéndum". La dignidad no llega a ocupar ni un 10% de los escaños del congreso. Nuestra clase política, ¿a quién representa?

- Golpe de Estado. La reforma constitucional ata las manos a los futuros gobiernos, nos ata las manos a todos y a todas: los créditos concedidos al sector público "no podrán ser objeto de enmienda o modificación". Es decir, el propio Estado se niega la posibilidad de recurrir a auditorías públicas que puedan demostrar que parte o toda la deuda se puede calificar como odiosa y, por tanto, según el derecho internacional vigente, se pueda renunciar a su pago. Nos roban soberanía y se la dan a instituciones antidemocráticas que no buscan el interés general sino beneficio privado. ¿Democracia para quién?

- Hambre insaciable. Los mercados nunca estarán tranquilos, nunca tendrán suficiente. El Gobierno, obediente, ofrece derechos sociales y laborales en el menú. Pero el hambre del capital es infinita y depredadora. ¡Que devoren también nuestra “democracia”! La comida podrida provoca indigestión…

- Se acabó la paz social. Ha llegado la hora de luchar en las calles, los barrios, universidades e institutos, puestos de trabajo, etc. Las instituciones "democráticas" se han quitado la máscara: cada vez está más claro a quién obedecen. Puesto que no quieren/pueden dar respuesta dentro de este sistema, los ciudadanos y ciudadanas tendremos que pensar en otras soluciones que nos permitan acceder por fin al poder soberano, que permitan un auténtico "mandar obedeciendo".

- Abrieron la caja de Pandora. Esta constitución, nos decían, es "inmodificable", "imposible de reformar", "es demasiado complejo y se necesita un gran consenso". En una semana los dos grandes partidos se han puesto de acuerdo al margen de lo que opine la voluntad general, ninguno de esos dos partidos incluía esta propuesta de reforma en su programa político y nos niegan la consulta. Ya es tarde para volverse atrás: exigimos un referéndum sobre esta reforma y exigimos la apertura de un nuevo proceso constituyente en el que la voz protagonista sea la de los ciudadanos y ciudadanas, como corresponde a un auténtico Estado social y democrático de Derecho.

La dignidad, la justicia y las leyes no se venden.


Firmado: cualquiera.

(Panfleto repartido durante las protestas contra la reforma constitucional impuesta por los mercados)

Noticias perdidas (II) (Santiago Alba Rico).

Una pequeña selección de "noticias", escritas por Santiago Alba Rico, extraídas de:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=134944


NOTICIA Nº 1

La oposición habla de “engaño a los votantes” e incumplimiento de promesa electoral

El gobierno aplaza una vez más el fin del mundo.

En rueda de prensa celebrada ayer, el portavoz del gobierno anunció de manera oficial un nuevo aplazamiento del fin del mundo, previsto inicialmente para el próximo 5 de agosto. “Todo está preparado”, declaró Sucinto Turmo, “es sólo cuestión de días”. Y ha añadido para justificar el retraso: “coincidía con la inauguración del europeo de baloncesto; y además aún no está resuelta del todo la cuestión de los derechos televisivos”. El portavoz gubernamental ha anunciado asimismo la nueva fecha, el 11 de agosto, día de San Lorenzo, y ha asegurado que no habrá ya más demoras. El fuego devorará las casas; el agua anegará las cunas; las montañas se desplomarán para sepultar ciudades y hombres.

El líder de la oposición, Martín Prolijo, ha mostrado su escepticismo y ha criticado duramente la decisión del gobierno: “Se trata de una burla a los ciudadanos: es el decimoquinto aplazamiento en esta legislatura. Ha llegado el momento de un cambio en la dirección política del país”. A juicio de Martín Prolijo, nada justifica la medida, claramente discriminatoria: “¿sabe usted cuántas personas morirán en la carretera en estos días sin llegar a ver el último día de la humanidad? Es un derecho explícitamente reconocido en nuestro programa”.

Mientras esperan, los votantes riegan sus flores, pagan sus créditos, construyen sus casas, planean sus vacaciones de Navidad, preparan sus bodas, se quejan del tráfico y de los emigrantes, beben, comen, rezan, blasfeman, besan y ven la televisión.

Unos pocos locos, en contra de la voluntad general, han recibido con alivio la decisión del gobierno y conspiran para lograr un nuevo aplazamiento e incluso para suspender definitivamente el fin del mundo. Uno de ellos, Indigo Favil, fue sorprendido el pasado martes mientras apuntalaba en secreto la sierra de Gredos.

Gobierno y oposición han pedido la intervención de la Audiencia Nacional.



NOTICIA 2


Mantuvo 27 días secuestrado al banquero más poderoso de Grecia.

“Sólo lo hice para enseñarle una naranja”

Manolis Calas, parado de 32 años, retuvo durante casi un mes al conocido banquero Socrates Rastapopoulos después de secuestrarlo al salir de la ópera el pasado mes de mayo. Hoy nos cuenta desde la cárcel las razones de su espantoso crimen:

“Yo sólo quería enseñarle una naranja. ¿Por qué? Porque uno no puede mirar una naranja sin volverse bueno o, al menos, sensato. Eso me pasó a mí el 13 de febrero de 2007. Yo era ladrón de bancos y estaba cruzando un huerto para reunirme con mis cómplices cuando me fijé por primera vez en una naranja. Digamos que se interpuso en mi camino. La miré y comprendí que había surgido, redonda y luminosa, en uno de los extremos de ese complicado árbol verde de tronco grisáceo. Me quedé literalmente fascinado. Nunca he mirado tanto tiempo a una mujer ni un programa de televisión. Y nunca más volví a robar un banco”.

“Entonces, ¿no pidió usted un rescate por la liberación de Rastapopoulos? ¿No impuso usted condiciones políticas? ¿No es usted un radical?”.

“Soy un educador. Todos los días dejaba encima de la mesa del banquero una naranja antes de candar de nuevo la puerta de su encierro. Confiaba en el papel moralizador de las naranjas. Rastapopoulos -ay- se comió 24. Las miraba un instante y luego, cuando parecía a punto de ceder, se las comía con inquietante voracidad. El día 25, desesperado, lo intenté con un espejo de mar, la bellísima concha nacarada de un molusco mediterráneo que me curó en una ocasión del impulso de despreciar el mundo. Rastapopoulos la utilizó de cenicero”.

“¿Ha dejado de creer en las naranjas?”

“De ninguna manera. He comprendido que hay una diferencia entre un ladrón de bancos y un propietario de bancos. Y que también nuestras naranjas y nuestras caracolas están ahora amenazadas”.


NOTICIA 6

Obituario

Muere el inventor de las encinas y los lenguados.

Llamado también Yahvé, Jehová o Alá, según los países y las culturas, Dios murió ayer ahogado en un vaso de agua.

Sobrevalorado durante años como artista de gran capacidad creativa, se le atribuyó erróneamente la invención de todas las plantas y flores del mundo cuando en realidad quedó hace tiempo demostrado que sólo es autor de la encina o quercus faginea, una lograda copia del roble poblada de bellotas. Asimismo, hasta el año 1859 fue considerado el inventor de toda la fauna del planeta, aérea, marina y terrestre; en esa fecha, hace ya más de cien años, la ciencia estableció sin reservas que únicamente había participado en la creación del lenguado, el solea vulgaris, un animal marino completamente plano que vive aplastado contra la arena y cuya forma es muy poco respetuosa con el modelo original de “pez”. Todo el resto de las criaturas -el mar y las estrellas, las montañas, las mariposas, el maíz, las selvas y los hipopótamos- son grandes inventos populares cuya autoría colectiva y anónima se manifiesta en la exactitud caprichosa de su factura (piénsese, por ejemplo, en la trompa del elefante o en el pistilo de las orquídeas).

Otras fuentes le atribuyen también la invención de las plagas, la lluvia de fuego, la sequía, el auto de fe, el cilicio y la lapidación. Parece confirmado, sin embargo, que siempre estuvo demasiado ocupado con las encinas y los lenguados -en los que trabajó muy despacio durante siglos- para imitar a los hombres o a la naturaleza. Desde que acabó sus dos obras maestras, aseguran sus biógrafos, se dedicó sencillamente a bañarse de noche en los vasos de agua de las mesillas de los ancianos.

Tras la muerte de Dios, se ha abierto un proceso judicial por la propiedad de las encinas y los lenguados. El Vaticano, Monsanto y Pescanova se reclaman sus herederos legítimos.


NOTICIA 10

El próximo miércoles sabremos quién es el culpable de la crisis.

El próximo miércoles sabremos por fin a quién hacer responsable. Descartados los bancos, las empresas, los especuladores y los gobiernos, un sorteo decidirá quiénes son los culpables de la crisis económica que devasta el país desde hace tres años. Así lo estableció el Parlamento el pasado mes de mayo tras excluir por abrumadora mayoría -con la oposición de apenas diez diputados- cualquier responsabilidad de los mercados. En una emocionante ceremonia, los tradicionales niños de San Ildefonso, con sus inocentes voces navideñas, escogerán pasado mañana diez nombres entre los 37.897.433 incluidos en el bombo. Por razones obvias, habrá dos bolas por cada inmigrante. “Todos los mayores de siete años participarán”, ha anunciado Sucinto Turmo, portavoz del gobierno, para añadir a continuación: “es el procedimiento más justo y generoso. Como la culpa es de todos, no corremos el peligro de castigar a un inocente; al mismo tiempo esos diez españoles elegidos al azar se sacrificarán por todos los demás, que serán perdonados y podrán colaborar en la reactivación económica”. La ceremonia será transmitida por Tele5, que ha comprado los derechos de emisión, y patrocinada por Nestlé y Coca-Cola.

Los diez culpables, cuyos nombres serán anunciados por el presidente del gobierno a las diez de la noche, serán maldecidos al día siguiente en un acto público por el arzobispo Rouco Varela, después de lo cual serán conducidos en procesión hasta el edificio de la Bolsa de Madrid y arrojados al vacío, uno por uno, desde la azotea. Un discurso y una marcha militar darán por concluida la crisis.

“La situación exige soluciones dolorosas”, ha declarado el líder de la oposición, Martín Prolijo. “Los diez culpables deben saldar su deuda”. Los 37.897.423 españoles restantes serán castigados con más paro, más recortes salariales y más trabajo precario.


NOTICIA 11

Una plaga de esqueletos.

El fuerte viento procedente del norte de Africa que sopla desde hace diez días sobre Europa ha traído una nueva plaga a nuestras ciudades. Primero fueron las langostas las que cayeron a puñados desde el cielo; luego la anaranjada arena del desierto veló durante 48 horas el sol; ahora miles de esqueletos cruzan volando el estrecho y se precipitan sobre nuestras casas. Los tres primeros muertos los encontró hace dos días un vecino de Murcia al pie de uno de los árboles de su jardín, con la boca llena de hierba. Desde entonces el viento los ha llevado a todas partes, incluso a lugares tan distantes como Oslo y Copenhague, donde la Muerte había sido oficialmente erradicada en el año 2005.

“Suelen caer de tres en tres”, ha explicado el consejero de Sanidad de la UE, “aunque a veces el viento trae familias enteras”. Sólo en la tarde de ayer unos tres mil fueron recogidos en los Campos Elíseos de Paris mientras 12.500 cadáveres se retiraban de la Plaza de España de Roma. Según las previsiones meteorológicas, la nube más densa de muertos cruzará el mediterráneo mañana hacia las cinco de la tarde. “Será un espectáculo muy vistoso que quizás no vuelva a repetirse en muchos años”, han explicado fuentes del Instituto Nacional de Meteorología.

Algunos de los afectados por esta nueva plaga empiezan a manifestar su contrariedad. “Es verdad que al caer hacen un ruido molesto”, ha declarado un testigo en Berlín, “pero eso sería soportable si no fuese porque además hablan. Se les puede oír toda la noche -un murmullo de mar enfurecido- contando historias terribles de bombardeos, riquezas robadas y monstruos blancos. No es bueno que nuestros hijos escuchen estas cosas”.

Los gobiernos de la UE, reunidos en Estrasburgo, han pedido paciencia a los ciudadanos: “Se trata de un fenómeno pasajero. Lo verdaderamente grave sería que el viento los trajera vivos”.


NOTICIA 12

Un gran avance científico: el acelerador evolutivo.

Tanto por su aspecto como por su funcionamiento hace pensar en un gran horno micro-ondas, aunque se trata de un hallazgo de una importancia mucho mayor. Gracias a este aparato inventado por científicos del Instituto Científico de Michigan la humanidad ha penetrado ya algunos de los secretos mejor custodiados por la Naturaleza y está a punto de descifrar el arcano más íntimo de nuestro papel en el universo. “Los principios son muy complejos”, ha explicado Frank Strawling, jefe del equipo investigador y candidato al Nobel, “pero su aplicación es sencillísima. Basta meter una anémona, girar el conversor filogenético y en tres minutos se convertirá en un molusco. Dos horas después será un pez de la familia de los clupeidos, y un día más tarde un reptil. Uno puede escoger dónde detener la evolución, pero si mantenemos encendido el acelerador 72 horas, la anémona se habrá transformado en un primate y luego en un homo sapiens”.

El “acelerador evolutivo”, nombre con el que se conoce la invención, ha resuelto los enigmas de la evolución, cuyo lento proceso de millones de años puede reducirse ahora a unos pocos días. Una reunión de expertos delibera en la ONU sobre la conveniencia de promocionar a todas las especies a la condición humana. “Sería injusto mantener a los animales en una escala moral inferior”, ha afirmado el conocido filosofo Condilo Abriganti. Muy distinta es la postura de los animalistas, que proponen hacer retroceder la humanidad a la inocencia natural de los bosques primigenios. Por su parte, multinacionales y gobiernos consideran la posibilidad de degradar selectivamente a las poblaciones superfluas a un estado manejable, comestible o exterminable: “en medio de la crisis alimentaria, nadie puede negar las ventajas de convertir a los vascos y los palestinos en mejillones”, ha declarado el ex-presidente Aznar.


NOTICIA 13

Historia de un escudo humano.

No lo hacen por dinero ni por ambición social. Su desprecio por la propia vida resulta escandaloso para los que hemos aprendido a defender civilizadamente nuestros intereses; su fanatismo ciego produce repugnancia a una sociedad madura que hace siglos dejó atrás toda forma de barbarie. La noticia nos llega de Filardia, uno de los países más atrasados de Africa, donde se ha descubierto una tribu en la que la mitad de la población dedica toda su vida a hacer de “escudo humano” de la otra mitad.

Son miles de personas, pero la historia de Bosuana Gname resume la de todas las demás. Después de algunos pequeños ensayos cotidianos durante su infancia, se convirtió por primera vez en “escudo humano” profesional a los 17 años, cuando protegió dentro de su cuerpo, durante nueve meses, una vida expuesta a todas las amenazas. Seis veces más escondió en su propio vientre -mientras fuera los hombres rastreaban la zona- pequeñas criaturas perseguidas, vulnerables, indefensas. Bosuana fue luego “escudo humano” todos los días: interpuso su cuerpo entre el frío y los niños, entre el hambre y los niños, entre el miedo y los niños; y también, en numerosas ocasiones, entre los niños y el padre, que quería azotarlos con una vara. Cuando el dictador filardiano asaltó la aldea de Bosuana Gname en 2004, ella y otras sesenta mujeres hicieron de nuevo de “escudos humanos”, protegiendo con sus cuerpos la choza donde se habían refugiado los jóvenes. Desde hace diez años hace de “escudo humano” en la escuela de la localidad; y es “escudo humano” de algunos refugiados que han llegado, heridos o enfermos, desde otros pueblos; y es “escudo humano” de tres antiguos “escudos humanos” que ya no pueden cuidarse a sí mismos. Todo ello sin recibir ni esperar nada a cambio.

La opinión publica internacional, escandalizada ante este caso insólito, reclama una intervención de la OTAN.


NOTICIA 18

Los meses del año, a subasta.

En medio de una gran expectación popular y con gran presencia de medios internacionales, se celebró ayer en los salones londinenses de Sotheby's la subasta más esperada de la temporada. Durante tres horas, centenares de corporaciones de todo el mundo pujaron por adjudicarse los doce meses del año, sacados a subasta tras permanecer 20 siglos -plazo estipulado por la OMC- sin que nadie reclamase su propiedad. Mayo y diciembre fueron los meses más disputados; con un precio de salida de 25 millones de euros, alcanzaron un valor final de 833 y 875 millones de euros respectivamente; febrero, el más barato, fue finalmente adjudicado por 522 millones de euros.

A partir de mañana, por tanto, enero se llamará Repsol, febrero Novartis, marzo Microsoft, abril Nestlé, mayo Monsanto, junio Shell, julio Westinghouse, agosto Murdoch, septiembre Boeing, octubre Roche, noviembre IBM y diciembre Coca-Cola.

Novartis ha prometido mejorar el mes de febrero, siempre triste y febril, para lo que aumentará siete grados la temperatura y llenará las calles de mariposas de plástico; Microsoft reprimirá los desagradables vientos de marzo y sustituirá las nubes por grandes imágenes interactivas de caballos al galope, playas tropicales y mujeres desnudas; Monsanto hará llover dos veces más en los campos que utilicen sus semillas, organizará carreras de liebres en el fondo del mar y poblará los montes de sardinas trotadoras. Roche sujetará con alfileres de colores todas las hojas de los árboles. Por lo demás, todos los meses del año tendrán su propia Navidad.

La subasta de los meses del año se produce dos semanas después de que Sotheby's subastara los siete días de la semana, cuyos nombres y orden son ahora los siguientes: Sony, Philips, Toyota, Bayern, Zara, Danone y Telefónica.

El próximo philips 23 de murdoch Sotheby's subastará el sol, el otoño y el planeta Júpiter.


NOTICIA 20

“Me voy acostumbrando al dolor ajeno”.

Así lo ha declarado el sargento de infantería de los EEUU, Charles Parker, quien hace un año protagonizó uno de los juicios más polémicos de la ultima década. Como todos recordarán, Parker se querelló en mayo de 2010 contra Hassan Fathi y Sofian Basri, presos iraquíes a los que acusó de “difusión irregular de sufrimiento”. Durante el proceso, el testimonio del sargento insistió en la sorpresa que había sentido, transformada enseguida en rencor, cuando descubrió que experimentaba en su propia carne los golpes que propinaba a sus prisioneros: “Era como si me golpease a mí mismo”, declaró; “si les daba una patada en las costillas, me dolían las costillas; si les hundía la cabeza en el agua, me faltaba el aire; si les quemaba los muslos, sentía arder mis propios muslos”. Tanto sufría Parker al torturar a Hassan y Sofian que no podía dejar de descargar una y otra vez su puño contra la fuente de su sufrimiento: “Yo les golpeaba, me doblaba de dolor y, en legítima defensa, lesdevolvía furioso el golpe; entonces sentía más dolor y más ganas de defenderme y golpearlos de nuevo”.

“¿Por qué me duele a mí si los golpes los reciben ellos?”, clamó el sargento Parker ante el tribunal en un alegato que conmovió a todo el país. El fallo del juez militar produjo una cierta decepción en la opinión pública. Desestimó los cargos contra Hassan Fathi y Sofian Basri, que se habrían limitado a sufrir sin mala intención, y consideró el dolor de Parker una simple “anomalía inicial”: “con el tiempo”, dijo, “se irá usted acostumbrando al dolor ajeno”. Un año después todo parece anunciar un feliz desenlace de esta historia. Parker, en efecto, se fotografió ayer al lado de Hassan y Sofian, hinchados y amoratados por los golpes, y escribió en su twitter: “el juez tenía razón. Me voy acostumbrando al dolor ajeno. Eso es bueno: ahora les golpeo sin rabia ni rencor”.


NOTICIA 21

Los mercados violan a una estudiante de quince años y le roban cinco euros.

Traviesos, imprevisibles, muy sensibles a todos los estímulos, a veces atemorizados como niños en la oscuridad, otras alegres y desenfadados como adolescentes en botellón, a menudo ceñudos y pensativos pero en general rápidos, efervescentes, intuitivos, a un tiempo calculadores y alocados, carismáticos, juveniles, arrogantes, quizás también algo gamberros, siempre caprichosos e irresistibles como dioses, los mercados hicieron ayer otra de las suyas, según nos relata nuestro corresponsal en Atenas.

Irene Pantoulas, estudiante de quince años en una escuela del popular barrio de Echarjia, en la capital de Grecia, volvía a su casa a las 16 horas cuando los mercados le salieron al paso, la condujeron a la fuerza a un callejón, la desnudaron, la violaron y le robaron los cinco euros que llevaba en la cartera. A continuación los mercados, dejándose arrastrar por el entusiasmo, rompieron todos los cristales del hospital público de Omonia y derribaron el puesto de un vendedor ambulante en la plaza del mismo nombre. Finalmente y antes de abandonar el barrio, lanzados ya en su tendencia alcista, los mercados atropellaron a un inválido en un paso de cebra de la calle 28 de Octubre y desaparecieron a toda velocidad en dirección al Pireo.

Según la agencia Reuters, ayer los mercados se comportaron de la misma manera en casi todas las ciudades europeas. En Londres los mercados expresaron su fortaleza quemando a tres ancianas que acudían al banco a cobrar su pensión; en Madrid los mercados se subieron alegremente a un balcón y dispararon sobre una embarazada; en Roma, más conservadores, los mercados cerraron el día robando con tiento una farmacia y apaleando sin mucha convicción a un inmigrante.

Hoy todas las bolsas del mundo han reaccionado a estas noticias con una esperanzadora subida de diez puntos.


NOTICIA 26

¿Cuántos demonios caben en un cuerpo?

En el siglo V San Jerónimo censó el número de demonios en 2.894.564, aunque dos siglos más tarde San Polirgasio aumentó la cifra hasta 5.897.456. La otra cuestión, la de cuántos demonios caben en un cuerpo, parecía resuelta desde el famoso exorcismo de Condita en la Navidad de 1615, cuando Fray Oligastrio sacó 3879 demonios del pecho de una niña de 11 años.

Ahora la visita del Papa ha servido para corregir algunos datos. Como recordarán, el acto central de su estancia en Madrid fue el exorcismo celebrado en el Palacio de Deportes de Madrid el 18 de agosto. El Sumo Pontífice debía extraer los demonios del cuerpo de 35 indignados del 15-M, personalmente seleccionados y capturados por el ex-ministro Pérez Rubalcaba, al que acompañaban Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre. El solemne torrente de amenazas en latín, junto a la presencia de la policía, surtió un efecto inmediato: 35 demonios, con sus perros y sus flautas, salieron zapateando del interior de los jóvenes indignados. Lo sorprendente es que, al mismo tiempo, miles de demonios comenzaron a brotar en cascada de los cuerpos de los políticos y sacerdotes allí presentes: del propio cuerpo del Santo Padre saltaron, como entre brasas ardientes, 73826 demonios que desaparecieron con un suspiro de alivio en el aire de la ciudad.

Desde hace cinco días, hordas de parlamentarios saquean e incendian Madrid; mientras bandas de obispos y cardenales recorren sus calles dinamitando escuelas y orfanatos.

“Es un desastre”, ha declarado un teólogo latinoamericano, “eran los demonios los que les impedían llegar tan lejos. Y hacían falta muchos para contenerlos”.

Ayer, los 35 demonios volvieron mansamente a okupar los cuerpos de los indignados; los otros 873.897 se niegan a regresar a sus alojamientos humanos: “Estábamos muy incómodos y además nos obligaban a pagar 600 euros de alquiler”.


NOTICIA 27

La mayoría de los españoles se identifica con Margaret Samuelson.

Según una encuesta del CNE, el 93% de los españoles asegura haber llorado al conocer la tragedia de Margaret Samuelson, la joven estadounidense que luchó durante cinco años para recuperar a sus dos hijos, de 7 y 3 años, secuestrados en Filardia por un cártel mafioso.

El 93% de los españoles se conmovió al escuchar o leer los detalles de los penosos viajes de Margaret Samuelson por parajes inhóspitos, expuesta a toda clase de obstáculos, peligros y privaciones.

El 93% de los españoles se apiadó de Margaret Sanuelson, obligada a realizar los más degradantes trabajos, en talleres inmundos y letrinas hediondas, para poder reunir el dinero del rescate.

El 93% de los españoles sintió rabia sincera al enterarse de que Margaret Samuelson se había visto forzada a prostituirse más de una vez para obtener dinero, cobijo o información.

El 93% de los españoles experimentó como propio el dolor de Margaret Samuelson, golpeada brutalmente en dos ocasiones por sus contratadores o sus matones.

El 93% de los españoles sintió un estremecimiento de compasión al imaginar a Margaret Samuelson imaginando cada minuto del día el miedo de sus hijos en manos de desconocidos. “Lloraba todas las noches”, declaró Margaret Samuelson, y el 93% de los españoles llora ahora con ella.

El 93% de los españoles acompaña a Margaret Samuelson en su ira justiciera contra los secuestradores y sus cómplices y siente como ella el horror de un mundo en el que las mujeres pueden verse separadas de sus hijos, prostituidas, explotadas, golpeadas, amenazadas, humilladas. “Sólo reclamo justicia”, ha declarado Margaret Samuelson y el 93% de los españoles la reclama a su lado.

Según la encuesta del CNE, los porcentajes descienden a un 12% cuando no es Margaret Samuelson sino Salwa Hassan, marroqui, o Laura Isabel Castillo, paraguaya, las que lloran.


NOTICIA 28

Los Pirineos pierden aire.

Llega desde España una inquietante noticia que ha alertado a todas las agencias de evaluación y que obligará probablemente al presidente del gobierno a adelantar el final de sus vacaciones: los Pirineos, la conocida cadena montañosa que separa Francia de la península ibérica, se está desinflando. “No sólo las montañas están perdiendo claramente altura”, ha declarado un ganadero navarro, “sino que las piedras y las praderas se están reblandeciendo”. El temor de que puedan reblandecerse también las vacas y las ovejas se ha generalizado entre los empresarios del sector.

Al parecer, el fenómeno no se limita al sur de Europa. Algunos testimonios sin confirmar insisten en que lo mismo estaría pasando en EEUU, en el Estado de California, cuyas milenarias sequoyas estarían perdiendo consistencia, así como en el Desierto Blanco de Egipto, que habría empezado a arrugarse a primeras horas del pasado viernes. Según testigos presenciales, en Singapur y Tokio estarían perdiendo aire las farolas y los muebles de oficina; en Sidney, los animales domésticos.

Consultado Jonathan Bubaker, coordinador general del Ajuste Geológico Global, ha tranquilizado a la opinión pública internacional: “Cuando decidimos duplicar el mundo hace once años, sabíamos que podían producirse algunos pequeños desarreglos menores, pero descartamos de manera tajante la posibilidad de recurrir de nuevo al original. La gente no podría soportarlo y nosotros perderíamos credibilidad”. El coordinador del AGG ha excluido que pueda producirse un “deshinchamiento global”: “Nuestros coches, nuestras casas y nuestras mujeres no se están desinflando”.

Bubaker, en todo caso, ha aprovechado para recordar que el año que viene habrá que colorear de nuevo los pinos, el mar y las cerezas. “Necesitamos voluntarios. Si queremos mantener esta ficción, todos tendremos que echar una mano”, ha concluido.


NOTICIA 32

Ilegalizado el riñón derecho.

El Boletín Oficial del Estado publica hoy la orden 1754/11 en virtud de la cual, a partir del 1 de septiembre, quedan ilegalizados los siguientes órganos del cuerpo:

- Todos los riñones derechos salvo los de la marca ACME, los cuales deberán ir acompañados de sus correspondientes certificados de autenticidad y liquidación de derechos comerciales.

- Todos los hígados no fabricados por la casa TROLA, en las mismas condiciones que en el punto anterior.

- Todos los páncreas, bazos y vejigas que no estén avalados por el certificado de calidad expedido por la agencia Orgality, la compañía privada contratada por el gobierno para impedir el tráfico clandestino de órganos.

- Todas los pulmones que el día 31 de agosto mantengan impago el canon biológico establecido en el decreto 76/07 en favor de las compañías propietarias del sistema respiratorio.

- Todos los corazones no homologados por la ITC o que adeuden más de 6 meses de alquiler a la empresa propietaria.

Asimismo la orden 1754/11 del BOE excluye del uso, bajo penas que oscilan entre 2 y 8 años de cárcel, todas las narices no incluidas en los modelos A, B y C del catálogo de IKEA, así como todos los pechos cuyas medidas no se ajusten a los parámetros estándar establecidos por la Clínica Tachmil, encargada por el gobierno de regular los patrones de belleza más integradores y saludables.

Estas medidas progresistas, orientadas a acelerar la recuperación económica, han sido bien acogidas por la población. Sólo algunos miles de manifestantes protestaron ayer en la Puerta del Sol y gritaron eslóganes en defensa de sus órganos sin marca, muchos de ellos sin duda pirateados contra la ley de las grandes compañías biodemiúrgicas.

Cientos de cojos, obesos, jorobados y narigudos han huido a las montañas, donde han formado una comunidad utópica bajo el lema: “otra belleza es posible”.


NOTICIA 34

Ayer llegó el fin del mundo.

Tras un nuevo aplazamiento denunciado por la oposición, finalmente ayer, a las 17.30 horas, el gobierno desencadenó el fin del mundo. Tal y como se había reiteradamente prometido, las estrellas se desplomaron sobre la tierra incendiando casas y bosques; los ríos desbordaron sus cauces y arrastraron en corriente estrepitosa poblados enteros; los océanos dejaron caer muros de agua sobre las ciudades; grandes terremotos sacudieron el planeta derribando rascacielos y abriendo repentinos abismos en las calles; la peste el fuego, la guerra y la muerte cabalgaron libremente por el mundo. Telecinco retransmitió la catástrofe minuto a minuto y emitirá esta tarde un programa especial con las mejores imágenes. “Hemos respondido a las demandas de la población”, ha declarado el portavoz del gobierno Sucinto Turno.

Apenas si han sobrevivido 6.700 millones de personas, aunque la mayor parte de ellas se encuentra en una situación muy difícil. Entre los supervivientes, en torno a mil millones se están muriendo de hambre; 4.750 millones de supervivientes son pobres o muy pobres; 1.200 millones de supervivientes están desempleados; 3.250 millones de supervivientes están subempleados o trabajan en precario; 2.500 millones de supervivientes no tienen acceso a agua potable; 3.000 millones de supervivientes están privados de servicios sanitarios elementales; 113 millones de niños supervivientes no pueden ir a la escuela y 13 millones de niños supervivientes morirán el próximo año de enfermedades curables. De las especies animales supervivientes, 16.023 están en peligro. “Hemos esperado demasiado y podía haberse hecho mejor, pero apoyamos la acción del gobierno”, ha declarado Martín Prolijo, líder de la oposición.

Telefónica, Iberdrola y el Banco de Santander han doblado sus beneficios. Los mercados, tras meses de vaivenes e incertidumbres, reposan por fin tranquilos.