viernes, 11 de septiembre de 2009

El fin de la información.

Resulta tan repulsivo como previsible: Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, realiza una visita oficial al Reino de España y ya todos los mal llamados "medios de comunicación" capitalistas se lanzan como una jauría de perros contra su presa. Otra vez, y antes de que ponga un pie en nuestro reino, escuchamos en Radio Nacional de España a Juan Ramón Lucas, todólogo matutino, perder los papeles. Pero esta vez no son solo los tertulianos aduladores los que se dejan arrastrar hacia la ignominia, la mentira y la falta de sentido común. Esta vez son distintos corresponsales, desde América Latina, Moscú y Roma, los que se constituyen como soporte de las calumnias en las que se revuelca con gran alegría nuestro querido Juan Ramón.

Hombres como Fran Sevilla, que incluso han merecido aparecer en algún cuento mágico de Eduardo Galeano, se reducen hasta el nivel de putas de la oligarquía mediático-capitalista. Pagado con los impuestos de todos los españoles, el esclavo Fran Sevilla nos informa como corresponsal de América Latina sobre la visión que se tiene allí de Chávez. Como un auténtico profesional del periodismo de hoy que es, pasa a comportarse como vocero de la oposición venezolana, es decir, comienza a proferir barbaridades con un agradable tono de voz escudándose en que no es él quien lo dice, claro, él solo lo transmite. Aquellos que defendemos un mundo mejor quedamos reducidos a lo mismo que los agentes, conscientes o inconscientes, del capital (o reducidos a menos, porque mientras que a la oposición se la tilda de "democrática" y se pone el argumento de la democracia en sus bocas constantemente, a los partidarios de Chávez nos corresponde no ser demócratas según ese lenguaje dicotómico que tan bien son capaces de usar): "son tantos los que odian a Chávez como los que le aman, lo cierto es que no deja a nadie indiferente". Es decir, desde la visión superior, objetiva, neutral del periodista aquí lo que pasa es similar a lo que ocurre en un campo de fútbol: a unos les gusta un equipo y a otros otro, no hay un debate profundo detrás, no hay un complejo proceso revolucionario protagonizado por el pueblo pobre enfrentado a una oligarquía que disfruta de todas las ventajas y lujos pero no está dispuesta a compartir nada, según Fran Sevilla se trata de una discusión estéril entre iguales. El objetivo, entre otros, de frases como esta es confundir a Chávez con el movimiento social revolucionario que le ha empujado y le mantiene donde está, de tal forma que desvirtuando, ensuciando y machacando la imagen de Chávez se trata de acabar con el movimiento entero, con la Revolución Bolivariana, con el Socialismo del siglo XXI.

Los periodistas, tertulianos, corresponsales, todólogos y demás sicofantes y muñidores, sabiéndolo o sin saberlo, participan en la elaboración de la propaganda al manejar nuestras memorias a su antojo de tal forma que lo que recuerdan es más importante que la noticia en sí. De esta forma, la Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile en 2007, donde los líderes latinoamericanos, entre otras cosas, recordaron al presidente español (y a su rey) el nefasto y criminal comportamiento de las grandes empresas españolas en sus respectivos países, se convierte en "la famosa reunion donde el Rey mandó callar a Chávez", lo que viene seguido de la grabación del momento, repetida en todos los medios hasta la saciedad. Los comentarios que siguen este "flashback" son tan científicos, objetivos, neutrales e informativos como "pero Chávez no se calla nunca", "no para de hablar", "da discursos interminables, de varias horas". Y se atreven a llamarlo culto a la personalidad, mientras que cuando el esclavo Cristiano Ronaldo junta a 10.000 histéricas para decir nada y hacer nada se trata de un momento histórico. Claro que por otra parte, toda conversación de más de un minuto que no de un titular aceptable es tiempo perdido para un siervo de la oligarquía. Y esta actitud es comprensible en parte, porque no hay quien escuche dos horas seguidas a Zapatero, Aznar, Zaplana, Rubalcaba o Pepe Blanco, gente acostumbrada a no decir nada durante el rato que haga falta, arañando un voto aquí o allá. No estamos acostumbrados a que un político tenga cosas que decir y por eso cuando Chávez o Fidel dan un discurso de varias horas ante el pueblo, haciéndo política en directo, razonando, argumentando, explicando, nosotros los europeos creemos que es culto a la personalidad. De hecho a la poca gente que dice cosas interesantes en España se les nadifica o se les criminaliza, como el reciente caso de Alfonso Sastre, que decidió combinar el uso de la pluma con la participación en la política, lo que le valió una renovada condena del pensamiento único y sus secuaces, por supuesto acomapañada de todo tipo de ataques que quedarán impunes.

La voluntad de manejar nuestras memorias también se refleja desde Moscú: el corresponsal allí enviado nos recuerda que Chávez ha comprado armas a Rusia y trata de rescatar los fantasmas de la guerra fría, quitándole importancia al acuerdo energético al que han llegado ambos países. Por otra parte, se nos dice que Venezuela es la mayor potencia militar en América Latina, olvidándose no se si por descuido o por arte de dólar de lo que representa el ejército brasileño o el colombiano, este último armado y entrenado en gran medida por Estados Unidos, quien a su vez ha reactivado la flota dedicada a América Latina y se encuentra actualmente instalando más bases militares en Colombia. Además Venezuela resulta ser uno de los países de la zona que menos porcentaje de su PIB dedica a defensa y armamento.

Sigamos con Juan Ramón y las demás marionetas de Radio Nacional: no contentos con manipular (lo más habitual), mienten descaradamente (también habitual pero menos) al señalar que "Chávez ha cerrado 30 canales de television y unas 60 emisoras de radio", insinuando además que todas eran opositoras, con lo cual no parece que se esté obligando a respetar una ley que nada tiene de excepcional, sino que se insinúa que Chávez en persona (y no el órgano competente en base a la ley) es el que ha ordenado, arbitrariamente, el cierre de esos medios. La libertad de expresión viene garantizada por ley, no por derecho divino, y es en virtud de esa ley que el Estado está obligado a protegerla. Pero si los propios medios son los que no respetan la ley, el error sería dejar que ese dogmatismo pro libertad de expresión a la capitalista se impusiese sobre la ley misma, porque eso constituiría el fin definitivo de la libertad de expresión.

No nos engañemos, el Talón de Hierro ha sabido camuflarse muy bien, pero si cuesta respirar no es porque falte el aire, es porque nos oprime el pecho. El objetivo fianal de toda esta campaña manipuladora, falseadora y lobotomizante que ya dura años no es, como creía, manipular a la población para que odie a Chávez y así acabar con esa demostración tan horrible y contagiosa de que otro mundo es posible. El objetivo final somos toda la población de todos los países. Y el mensaje es claro: a quien se le ocurra moverse, le destruimos. Es de vital importancia para todo el planeta, para todos los pueblos que anhelan la verdadera realización del proyecto ilustrado hoy secuestrado por el capitalismo, que la República Bolivariana de Venezuela sobreviva al asedio del Imperio. No, es necesario todavía más: Venezuela necesita seguir profundizando, junto a Cuba, en su proyecto socialista sin dejarse mutilar ni corromper por las hordas y los ataques imperialistas. Porque Venezuela hoy es uno de los campos de batalla de una nueva guerra mundial, quizá la última, en la que todos los pueblos se ven implicados. Es la guerra del capital contra el ciudadano, de los grandes capitalistas, las grandes empresas trasnacionales y sus clientes contra los que no aceptan ser engranajes de esta máquina destructora.

Solo quedan dos caminos: la sumisión o la resistencia. Los principales agentes de la globalización, las grandes empresas trasnacionales y sus Estados clientes/siervos, lo saben muy bien y están dispuestos a acabar con la República Bolivariana. Han tomado posiciones y se han quitado la máscara: lo intentarán desde dentro y si fracasan como en 2002, lo intentarán desde fuera utilizando sus mejores armas: sociólogos, economistas, politólogos y creadores de opinión fieles al Talón de Hierro. La información y la comunicación han dejado de ser neutrales (si es que alguna vez lo fueron), se han convertido en armas peligrosas. Mientras tanto, Venezuela debe estar preparada y dispuesta a sufrir quizá tanto como Cuba, porque no hay proyecto socialista que pueda evitar el asedio del Imperio y sus agentes, menos en un mundo globalizado donde globalización significa en realidad "recolonización unipolar".

1 comentario:

  1. Una entrada muy interesante.

    Sinceramente, muy acertado. Poca gente sabe ver (e incluso quiere ver) lo que ocurre en realidad en Suramérica. Los medios lo ocultan, manipulan la realidad. Eso ha sido así desde hace casi un siglo. ¿Acaso alguna vez hablaron bien de la revolución bolchevique, de Lenin, del socialismo, o de Stalin?

    En el fondo la manipulación mediática lleva practicando estas tácticas tanto tiempo que la experiencia acumulada es enorme. Saben muy bien como decir las cosas y como hacernos ver lo que ellos quieren que veamos. Sus mentiras han calado tan hondo en la sociedad occidental, que hablar de la verdad es prácticamente una batalla perdida.

    Ánimo y suerte con el blog ;)

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