martes, 6 de septiembre de 2011

Se venden ciudadanos y ciudadanas.

- Tienen miedo. Con nocturnidad y alevosía, el PPSOE pretende imponernos una reforma constitucional que elevará al rango de norma suprema el progresivo desmantelamiento de los derechos que tantos años costó conquistar. No se atreven a consultar a la ciudadanía, no se atreven a crear un debate en torno a la reforma, no se atreven a que las negociaciones vayan más allá de agosto. Tienen miedo… ¿de que el fantasma recorra Europa de nuevo?

- ¿Quién nos gobierna? La reforma quiere consagrar el dominio de los grandes capitales sobre el Estado, desmantelar lo público (aquella parte de la que se pueda extraer beneficio). Establece que el pago de la deuda que el sector público contraiga (y que como en esta crisis, los propios grandes capitales se asegurarán de que contraiga) "gozará de prioridad absoluta". El mensaje es claro: antes, los beneficios y los intereses privados de las grandes empresas financieras; después, con lo que sobre, los ciudadanos y ciudadanas. La agencia Moody's ya ha impartido su bendición. La ciudadanía no va a ser consultada: "es un tema demasiado complejo", "es una cuestión técnica y no merece un referéndum". La dignidad no llega a ocupar ni un 10% de los escaños del congreso. Nuestra clase política, ¿a quién representa?

- Golpe de Estado. La reforma constitucional ata las manos a los futuros gobiernos, nos ata las manos a todos y a todas: los créditos concedidos al sector público "no podrán ser objeto de enmienda o modificación". Es decir, el propio Estado se niega la posibilidad de recurrir a auditorías públicas que puedan demostrar que parte o toda la deuda se puede calificar como odiosa y, por tanto, según el derecho internacional vigente, se pueda renunciar a su pago. Nos roban soberanía y se la dan a instituciones antidemocráticas que no buscan el interés general sino beneficio privado. ¿Democracia para quién?

- Hambre insaciable. Los mercados nunca estarán tranquilos, nunca tendrán suficiente. El Gobierno, obediente, ofrece derechos sociales y laborales en el menú. Pero el hambre del capital es infinita y depredadora. ¡Que devoren también nuestra “democracia”! La comida podrida provoca indigestión…

- Se acabó la paz social. Ha llegado la hora de luchar en las calles, los barrios, universidades e institutos, puestos de trabajo, etc. Las instituciones "democráticas" se han quitado la máscara: cada vez está más claro a quién obedecen. Puesto que no quieren/pueden dar respuesta dentro de este sistema, los ciudadanos y ciudadanas tendremos que pensar en otras soluciones que nos permitan acceder por fin al poder soberano, que permitan un auténtico "mandar obedeciendo".

- Abrieron la caja de Pandora. Esta constitución, nos decían, es "inmodificable", "imposible de reformar", "es demasiado complejo y se necesita un gran consenso". En una semana los dos grandes partidos se han puesto de acuerdo al margen de lo que opine la voluntad general, ninguno de esos dos partidos incluía esta propuesta de reforma en su programa político y nos niegan la consulta. Ya es tarde para volverse atrás: exigimos un referéndum sobre esta reforma y exigimos la apertura de un nuevo proceso constituyente en el que la voz protagonista sea la de los ciudadanos y ciudadanas, como corresponde a un auténtico Estado social y democrático de Derecho.

La dignidad, la justicia y las leyes no se venden.


Firmado: cualquiera.

(Panfleto repartido durante las protestas contra la reforma constitucional impuesta por los mercados)

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