miércoles, 18 de marzo de 2009

Comprender Venezuela (Fernández Liria)

"[...] al mismo tiempo que aumenta la pluralidad de partidos que se alojan en el interior del proceso, la Oposición tiende cada vez más a reducir su peso electoral hasta hacerlo coincidir casi exactamente con los límites de la oligarquía en defensa de sus privilegios. Sin embargo, es cierto que la Oposición mantiene todavía un impresionante poder mediático capaz de influir de un modo determinante en capas de la población no pertenecientes a la élite económica. A este respecto tampoco es difícil encontrarse en Venezuela en situaciones verdaderamente ilustrativas: un día, por ejemplo, mientras hacía cola en el banco, la señora de delante decidió, al verme extranjero, sensibilizarme sobre la grave situacion venezolana. Con una postura muy decididamente antichavista, no paraba de repetir: "¡ay!, hijo ¿tu has visto cómo están los cerros?; ¿tu te has dado una vuelta por los cerros?, ¿has visto la miseria que hay, la cantidad de pobreza, el nivel de necesidad?; si lo vieras se te partiría el corazón y no podrías pensar bien de Chávez". Lo insólito es que (quizá sea yo demasiado ingenuo) la señora me estaba pareciendo honrada y su compasión, sincera. Lo que pasa es que esa señora no sabía que los pobres ya estaban antes de Chávez, o quizá si lo supiera, pero no los había visto (condición necesaria para que se te parta el corazón). Sencillamente antes de Chávez los pobres no salían por la televisión; era como si no existieran. Sin embargo, ahora los canales privados no paran de mostrar una gran sensibilidad sobre el asunto, achacando a Chávez, claro está, toda la responsabilidad. Esta señora, desde luego, no parecía millonaria, pero es sí, solo veía el mundo a través de la televisión (se daba la circunstancia de que vivía en el Parque Central, un gigantesco complejo diseñado en el centro de Caracas como una fortaleza con viviendas, comercios y todos los servicios para que no hiciese falta salir de ahí en ningún momento). Ni que decir tiene que, encontrándose el banco en cuestión en el municipio Libertador (y no en el municipio de Chacao, la zona residencial), en la misma cola había unos cuantos de esos pobres que no tardaron en intervenir para puntualizar que ellos, en efecto, ya existían antes de Chávez. De entre todos los que intervinieron, que fueron todos (de repente la sucursal del banco se convirtió en una especie de asamblea improvisada), me impresionó mucho un hombre de unos 40 años que me dijo: "no solo ahora tenemos médicos, escuelas y la alimentación garantizada, que antes no teníamos. Ahora además tenemos una Cosntitución y conocemos nuestros derechos: antes la policía te cogía sin motivo y no sabías cuando te iba a soltar (si es que te soltaba vivo); ahora la policía tiene que ponerte a disposición judicial en un máximo de 48 horas y, luego, la fiscalía tiene 48 horas para decidir si hay fundamento para iniciar un proceso o, si no, te tiene que dejar en libertad". Lo que me impresionó de este hombre es que, inmediatamente después de esta lección de derecho procesal, me mostró, con una extraña mezcla de vergüenza y orgullo, los trazos infantiles con que había rellenado el formulario de la ventanilla: "he aprendido a escribir hace solo un mes", dijo, "con una beca".


"Comprender Venezuela, pensar la democracia. El colapso moral de los intelectuales occidentales", Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero.

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