jueves, 19 de marzo de 2009

El sistema electoral en España

El eclecticismo del sistema educativo español resulta casi enternecedor. Aun me recuerdo, recién salido del colegio, un ciudadano de pleno derecho que sabía que la antracita es un tipo de carbón, pero con un desconocimiento absoluto del sistema electoral en el que iba a participar a partir de entonces. En mis primeras elecciones, unas autonómicas, voté por inercia: es la democracia, es lo que se hace. Se vota. Y voté, sin saber muy bien cómo, ni por qué, pero voté... Si en este foro vamos a discutir acerca del concepto de democracia, primero debemos conocer cuál es el contenido del mismo en el caso español.

Pero antes, y sin entrar en detalle, debemos aclarar una cuestión esencial. Según se desprende de los art. 2 y 137 de la Constitución (CE), el Estado español es un Estado autonómico. Esto implica que en España coexisten tres niveles de Administración Pública: la Administración General del Estado (dirigida por el Gobierno nacional), la Administración de las Comunidades Autónomas (dirigidos por los respectivos Gobiernos o Consejos autonómicos), y la Administración Local (básicamente, municipios y provincias, dirigidos por los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales, respectivamente). Lo más notable del modelo autonómico es que los distintos niveles de Administración no se relacionan con base en el principio de jerarquía, sino con base en el de competencia. Es decir, que Estado, CCAA y Administraciones locales disponen de unas competencias propias, y a veces exclusivas, para gestionar sus respectivos intereses. O dicho de otra forma, Ruiz Gallardón (Alcalde de Madrid), no depende jerárquicamente de Esperanza Aguirre (Presidenta de la CA de Madrid), ni ésta de Zapatero (Presidente del Gobierno). O aun más claro: el Alcalde de Manzaneda de Abajo tiene competencias en una serie de materias (transporte urbano, policía municipal, urbanismo…) en las que no puede entrar ni Zapatero, ni el Presidente de la CA correspondiente. De ahí que existan tres sistemas electorales distintos, estatal, autonómico y local (sin contar las elecciones al Parlamento Europeo…). Y de ahí también la importancia de todos ellos.

En este caso nos centraremos en el sistema electoral estatal. En estas elecciones se elige, no al Presidente del Gobierno ni al Gobierno, sino a una serie de representantes en el Congreso (diputados) y en el Senado (senadores). Una vez constituidas las dos Cámaras, el Congreso otorga su confianza a un candidato (el cabeza de partido con más representantes en el Congreso), que será nombrado Presidente del Gobierno por el Rey (Jefe del Estado español, vitalicio, por cierto). Después el Presidente elige a sus Ministros libremente, y son nombrados por el Rey. El Presidente y sus Ministros forman el Gobierno o Consejo de Ministros (en España, son dos nombres para el mismo órgano).

De forma que el sistema electoral español es el método a través del cual se elige, directamente, a los miembros del Congreso y del Senado, y solo indirectamente, al Presidente del Gobierno. Al Jefe del Estado (el Rey) no se le elige, nace como tal. La regulación del sistema electoral, para el que sea curioso, está en los art. 68 y 69 CE, desarrollados por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG).


Sistema electoral para el Congreso
Según la LOREG, el Congreso está formado por 350 diputados. La circunscripción electoral, dice el art. 68 CE, será la provincia. Esto implica que en cada provincia se elige a una serie de diputados: dos en cada provincia, uno en Ceuta y otro en Melilla. Dado que en España hay 50 provincias, así se distribuye 102 escaños. El resto (los 248 que faltan para hacer 350) se distribuye en función de la población de cada provincia. Así, por ejemplo, en Madrid se elige muchos más diputados que en Soria.

Una vez que se ha determinado el número de escaños por Provincia, los partidos políticos presentan una lista de candidatos, con tantos nombres como escaños a repartir en la provincia concreta (ej. Si en Madrid se eligen, pongamos, 35 diputados, PSOE, PP, IU… crean una lista de 35 diputados cada una). Cada lista será distinta en cada provincia, de forma que en Madrid no se eligen los mismos nombres que en Guadalajara o Castellón. Zapatero y Rajoy, por ejemplo, fueron los cabezas de lista por Madrid para PSOE y PP respectivamente, pero María Teresa Fernández de la Vega (Vicepresidenta del Gobierno), fue cabeza de lista en Valencia para el PSOE.

Cada ciudadano da su voto a una lista presentada por un partido. El ciudadano vota, insistimos, a candidatos a diputado del Congreso. Es importante resaltar que esa lista es cerrada y bloqueada, es decir, que no se puede cambiar ni los nombres propuestos por el partido, ni el orden de la lista.
Pero, ¿cómo se reparten los escaños entre los partidos en función de los votos? A través de la fórmula electoral, que en España, es el sistema D´Hondt. Para explicar lo que viene a continuación, mejor con un ejemplo: en la provincia de Toledo se eligen, pongamos, 5 diputados. El PSOE obtiene 5500 votos, el PP 4500, IU 2000, y UPyD 1000. Con estos resultados se elabora una tabla así:
Es decir, en la columna izquierda se pone del 1 al número de escaños a repartir (cinco en este caso). Luego, se divide el número de votos de cada partido por 1, 2, 3..., y así hasta el número total de diputados a repartir. Pues bien, si se reparten 5 escaños en Toledo, los escaños se atribuyen a los 5 cocientes más altos (5500, 4500, 2000, 2750, 2250, subrayados). De forma que en Toledo, el PSOE obtiene dos diputados (que serán el número uno y el número dos de la lista votada por el ciudadano), el PP otros dos, e IU un solo diputado. ¿Y los votos a UPyD? ¿acaso no valen nada? No. Esto explica que un partido que, como IU o UPyD, se presentan en todas las Provincias y obtienen miles de votos, tengan respectivamente, 2 y 1 diputado en el actual Congreso. Por otra parte, explica que partidos como CiU o PNV, que se presentan solo en las Provincias de Cataluña y País Vasco, habiendo obtenido menos votos totales, tengan muchos más escaños.

Y así, sumando los escaños de cada partido en cada Provincia, se determina cuántos diputados tiene en total cada partido.


Sistema electoral para el Senado
Lo primero, ¿qué es el Senado? Es la Cámara de representación territorial, y participa en la elaboración de leyes, oponiendo vetos o enmiendas a los proyectos de ley que provienen del Congreso (que siempre tramita primero los proyectos y proposiciones de ley), pero sus vetos o enmiendas pueden superarse fácilmente por el Congreso. ¿Para qué sirve, entonces? Ahora mismo, para casi nada, por eso la propuesta de reformar el Senado ha sido una constante en los programas políticos, pero nunca se ha realizado (porque implicaría reformar la CE).

El proceso de elección de los senadores es más sencillo. En cada provincia se elige a 4 senadores, 3 en las islas mayores, 2 en las menores, uno en Ceuta y otro en Melilla. Cada partido presenta una lista con 4, 3, 2 ó 1 candidato, en función de si es Provincia, isla o Ciudad autónoma (Ceuta y Melilla). Cada ciudadano puede elegir 3, 2 ó 1 candidato de los propuestos por los partidos, libremente (es decir, no puede dar su voto a todos, excepto en Ceuta y Melilla). Los 4 (ó 3 ó 2 ó 1, en función de la circunscripción de la que se trate) candidatos que obtengan más votos obtienen los escaños de senador.

Además, cada CCAA, a través de su Asamblea legislativa o Parlamento respectivo (sí, cada CCAA tiene un parlamento que puede elaborar normas con rango de Ley, iguales que las del Estado, pero restringidas a sus competencias propias y a su ámbito territorial concreto), eligen a otro senador, y a otro más, por cada millón de habitantes en la CCAA correspondiente.

Pues esto es todo. Si es un buen sistema o no, que cada uno decida. Pero estos son datos objetivos: en Soria, un escaño vale muchos menos votos que en Madrid; IU, la tercera fuerza política más votada, con más votos que CiU, solo tiene 2 escaños, frente a los 11 de CiU; la mayor parte de los votos que se destinan a partidos que no son PSOE o PP son inútiles…

¿Por qué no se enseña esto en el colegio? No dudo que aprender los afluentes del Tajo sea importante, pero… ¿acaso no deberíamos conocer todos como funciona esto?

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, pero planteo una duda: es cierto que en las últimas elecciones partidos como PNV y CIU han resultado sobrerrepresentados, mucho en el caso del PNV (no recuerdo la cifra exacta de escaños) y menos CIU, pero ¿no es también cierto que los que verdaderamente absorben esos votos son PSOE y PP? Lo digo porque una de las cosas que me enseñaron en el colegio, además de que "La naranja mecánica" es pornográfica, fue que los partidos nacionalistas se beneficiaban del sistema electoral. Es cierto, pero es una de esas verdades a medias que ocultan el gran problema: el partido único (PSOE-PP) que defiende el pensamiento único y en las alturas se mantendrá gracias a este sistema electoral que ellos mismos tendrían que reformar para que otros puedan acceder a una mayor cota de poder. Es decir, un "suicidio" al estilo del régimen franquista, pero eso implica dejarlo todo atado y bien atado antes de dar el paso. Quizá ahora que IU parece que ha tocado fondo puedan abrir un poco la mano, quien sabe... En Venezuela el "Poder electoral" es un cuarto poder reconocido por la constitución (además del judicial, ejecutivo y legislativo), habría que investigar acerca de sus competencias a ver si nos da ideas.

    ResponderEliminar
  2. Evidentemente, si todo el problema del sistema electoral fuese la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas, ya se hubiese cambiado. Lo de los partidos nacionalistas lo he puesto como ejemplo de la injusticia del modelo. Si es injusto y no se cambia es porque esa injusticia beneficia a los que realmente pueden cambiarlo: los grandes partidos. Bueno, por eso y porque pocas personas conocen bien cómo funciona esto. Se han guardado bien las espaldas. Lo que no entiendo es por qué IU o UPyD (sin sentir ninguna simpatía por ninguno de los dos) no claman al cielo ante esta situación. El primer paso debería ser, precisamente, promover la reflexión ciudadana. En vez de gastar sus minutos de televisión gratuitos durante las campañas electorales para decir tonterías, podrían explicar la situación y proponer un cambio.

    ResponderEliminar